Protestas en las calles, hashtags en redes sociales, nuevas realidades y preguntas: ¿cuál es el rol de las instituciones frente a las diversas causas que marcan la agenda? ¿Cuál debería ser su lugar? ¿Deben mantenerse al margen? ¿Cómo incide en la imagen de la organización su postura ante estos temas?
Cuando hablamos de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) contemplamos las acciones que toman las empresas para contribuir desde su lugar con el resto del mundo. Estas acciones suelen ser parte de una estrategia creada con tiempo y cuidado, que se alinea a los valores y fortalezas de la institución y se proyecta en acciones que tengan impacto social.
En ocasiones, el contexto social y político pone un tema en agenda rápidamente y la inmediatez de la comunicación digital nos lleva a cuestionarnos cuál es el rol de la organización. Si bien es evidente que la participación o toma de postura en un tema de agenda pública traerá consecuencias a nivel de imagen, el foco debe estar en la concordancia entre los valores y políticas de la organización y aquello que se está defendiendo o repudiando.
En ese sentido, cuando un tema acapara la agenda pública, es útil hacerse algunas preguntas para saber si debemos reaccionar y cómo:
- Como institución, ¿tenemos una postura ante este tema? Si es una postura de neutralidad o no hay consenso, debemos respetar el espacio que ocupa en la agenda el tema sin apropiarnos de este
- En caso de tener una postura, ¿cómo se alinea nuestra organización con esta? ¿Históricamente hemos sido consecuentes? ¿Qué debemos mejorar o criticar de nuestra propia institución? Este diagnóstico es necesario para asegurarnos de que nuestra postura sea genuina. En caso de dar un mensaje que pueda ser percibido como hipócrita, no ayudaremos a la causa ni a nuestra propia imagen
- ¿De qué forma puede aportar la organización? Una vez que esté claro el diagnóstico del rol de nuestra organización podemos definir qué realizar en comunicación externa, qué se puede trabajar en la comunicación interna y de qué forma se puede incorporar esta decisión al programa de RSE de largo plazo.
La identidad clara de una organización y la transparencia en sus procesos hacen que estas decisiones sean más fáciles de tomar. Esto también significa que las organizaciones pueden identificar sus errores y mejorar sus procesos para alinear sus valores acorde.