Contar historias para construir sustentabilidad

Hace unos días, mi hija de dos años me miró mientras estaba a punto de tirar una botella plástica vacía al recipiente de basura de mi casa y me dijo: “¿Eso es para reciclar, mami?”. Su pregunta me quedó resonando, por la evidencia de cuánto ha cambiado en algunas décadas: en mi infancia en un pueblo del interior del país lo usual era que las personas tiraran sin culpa sus desechos por la ventanilla del auto como si el resto del mundo fuera un gran depósito. De reciclar, solo hablaban las maestras el “Día del Medio Ambiente”.

En los últimos años la preocupación por el futuro del planeta y la supervivencia de la población cobra cada vez más relevancia, en gran medida gracias a nuevas generaciones -los futuros clientes, consumidores y votantes- que crecen con una nueva conciencia medioambiental. 

Esta tendencia va en línea con la ciencia, unánime respecto de que hay que hacer cambios profundos en los modos de vida para que el planeta sea viable a futuro. La responsabilidad ya no recae solamente en los gobiernos sino también en las organizaciones, empresas e individuos.

Sin embargo, los temas medioambientales tienen dificultades para posicionarse como centrales en la agenda pública. Es por eso que vale preguntarse cómo puede la comunicación aportar al desafío de la sustentabilidad.

Una respuesta clave está en contar mejores historias. En el caso de mi hija, fueron sus personajes animados favoritos los que con sus aventuras han influido en que entienda el concepto de reciclar. A ellos los ve limpiar el océano o dar otra vida a los desechos para transformarlos en instrumentos musicales.

Nuestro cerebro adora las historias. Entiende y recuerda una buena historia. Los humanos nos movilizamos mediante emociones y las historias nos conectan con ellas. 

Por lo tanto, ya sea que se quiera comunicar de manera efectiva los esfuerzos que realizan las organizaciones por transformarse y aportar a la sociedad, o que se busque inspirar un cambio en los hábitos de la comunidad, se necesita un buen storytelling.

¿Cómo conseguirlo? Se puede empezar por seguir estas tres sugerencias:

  1. Show, don’t tell”. Esta regla de oro para escritura de guiones, que se traduce como “muestra, no cuentes”, implica que el lector experimente la historia a través de la descripción de un evento, hecho, situación o dato. 
  2. El viaje del héroe: es una técnica muy utilizada para estructurar una buena historia, que implica identificar un problema a resolver, detectar aquello que impide que ese problema se solucione, ofrecer un cambio o un deseo de cambio y plantear una visión de un mundo mejor, de cómo sería la vida una vez que se haya solucionado el problema.
  3. Aprender del buen periodismo. El periodismo se dedica a contar historias. El buen periodismo lo hace de manera tal que emociona y engancha al lector o espectador. De este oficio hay lecciones para aprender, tanto sobre cómo se selecciona la información, cómo se diseñan títulos atractivos y cómo se eligen las palabras adecuadas.