No vamos a descubrir acá la importancia de las redes sociales, ni vamos a exponer sobre cómo revolucionaron la comunicación, pero sí podemos plantear, como sugerencia, que escribir bien en estas plataformas es tan importante como enchufar la computadora.
Escribir sin errores de ortografía y de forma clara y directa es una premisa básica de cualquier texto que no tiene por qué ser ignorada en las redes. Sin embargo, con frecuencia nos encontramos con errores graves en cuentas personales, empresariales, de organizaciones privadas y de instituciones públicas.
Está bien que las redes son muy “amigables” y dinámicas, y que resulta sencillo opinar y comentar sobre lo primero que se nos cruza, pero no por eso debemos dejar de lado el cuidado por la escritura, ni tampoco caer en la trampa de publicar sin atender la redacción.
Las redes son potentes, colocan temas en la agenda, crean “tendencias globales”, pero para eso se basan en mensajes sólidos, en contenidos fuertes, libres de ruidos que debiliten lo medular. Si escribimos con faltas, si a nuestras publicaciones hay que leerlas dos veces para entenderlas, estamos boicoteando nuestro esfuerzo y desaprovechando la herramienta. No estamos comunicando bien.
Es útil releer, revisar, y consultar si es que tenemos dudas; toma pocos segundos preguntarle al diccionario. En las redes es bueno ser concretos, fieles a nuestro estilo, usar un tono y un lenguaje propio. Nunca está de más preguntarnos si lo que vamos a publicar se entiende con facilidad: hay que evitar los términos sofisticados o de nicho, porque nuestro público puede ser de lo más variado.
Cuidar la redacción en las redes sociales es, como en todo canal de comunicación, valorar a la audiencia. Es una postura que nos define como emisores y que resulta esencial si queremos explotar todo el potencial de estas plataformas digitales.